ASÓMATE A LA VIDA
lunes, 8 de julio de 2013
viernes, 26 de octubre de 2012
EL BUSCADOR:
Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como un buscador: Un buscador es
alguien "que busca", no necesariamente alguien que encuentra; Tampoco es alguien que
necesariamente sabe qué es lo que está buscando, es simplemente alguien para quien su
vida es una contínua búsqueda.
Un día, el buscador de nuestra historia, sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. El
había aprendido a hacer caso riguroso a estas sensaciones que venían de un lugar
desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió.
Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó, a lo lejos, Kammir. Un
poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó mucho la
atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso, había un montón de árboles, pájaros y
flores encantadores; la rodeaba una especie de valla pequeña de madera lustrada por
completo.
Divisó entonces una portezuela de bronce lo invitaba a entrar.
De pronto, sintió que se olvidaba del pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar allí
por un momento.
El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que
estaban distribuidas como al azar entre los árboles. Dejando que sus ojos se posaran como
mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor. Como sus ojos eran los de un
buscador, descubrió sobre una de las piedras aquellas una inscripción:
Abdul Tarzg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días.
Se sobrecogió un poco al darse cuenta que ésa piedra no era simplemente una piedra sino
que era una lápida.
Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar.
Mirando a su alrededor el hombre se dio cuenta que la piedra de al lado también tenía una
inscripción.
Se acercó a leerla, decía:
Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses, y 3 semanas.
El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar era un cementerio y
cada piedra, una tumba.
Una por una, empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el
tiempo de vida exacto del muerto.
Pero lo que lo conectó con el espanto fue comprobar que el que más tiempo había vivido
sobrepasaba apenas los 11 años.
Embargado por un dolor terrible se sentó y se puso a llorar amargamente y sin consuelo.
El cuidador del cementerio, pasaba por ahí y se acercó. Lo miró llorar por un rato en silencio
y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
No, ningún familiar dijo el buscador ¿ qué pasa con este pueblo ?, ¿qué cosa tan terrible
hay en esta ciudad ?, ¿ por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar ?, ¿ cuál es la
horrible maldición que pesa sobre esta gente que los ha obligado a construir un cementerio
de chicos ?
El anciano se sonrió y dijo:
Puede vd. serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja
costumbre. Le contaré:
Cuando un joven cumple quince años sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo
aquí, colgando del cuello.
Y es tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de
algo, abre la libreta y anota en ella :
A la izquierda, qué fue lo disfrutado.
A la derecha, cuánto tiempo duró el gozo. Por ejemplo: Conoció a su novia, y se enamoró de
ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla ? ¿una semana, dos,
tres semanas?
Y después: la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuánto duró:
minuto y medio, dos días, una semana ?.
¿El embarazo o el nacimiento del primer hijo?
¿El casamiento de los amigos?
¿ El viaje más deseado?
¿ El encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano ?.
¿ Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones ?.
¿horas, días, semanas ?
Así, querido muchacho vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos
plenamente a lo largo de nuestra vida y cuando alguien se muere, es nuestra costumbre,
abrir su libreta y sumar el tiempo de todo lo disfrutado para escribirlo sobre su tumba, porque:
Sin lugar a duda ése es para nosotros, el único y verdadero tiempo que hemos vivido.
jueves, 25 de octubre de 2012
DAR NO ES RENUNCIAR
¿Qué es dar? Por simple que parezca la respuesta, está en realidad plena de ambigüedades y complejidades. El malentendido más común consiste en suponer quedar significa “renunciar” a algo, privarse de algo, sacrificarse. La persona cuyo carácter no se ha desarrollado más allá de la etapa correspondiente a la orientación receptiva,experimenta de esa manera el acto de dar.
¿Qué es dar? Por simple que parezca la respuesta, está en realidad plena de ambigüedades y complejidades. El malentendido más común consiste en suponer quedar significa “renunciar” a algo, privarse de algo, sacrificarse. La persona cuyo carácter no se ha desarrollado más allá de la etapa correspondiente a la orientación receptiva,experimenta de esa manera el acto de dar.
El carácter mercantil está dispuesto a dar,pero sólo a cambio de recibir; para él, dar sin recibir significa una estafa. La gente cuyaorientación fundamental no es productiva, vive el dar como un empobrecimiento, por loque se niega generalmente a hacerlo.
Algunos hacen del dar una virtud, en el sentido deun sacrificio. Sienten que, puesto que es doloroso, se debe dar, y creen que la virtud dedar está en el acto mismo de aceptación del sacrificio. Para ellos, la norma de que es mejor dar que recibir significa que es mejor sufrir una privación que experimentar alegría.
Para el carácter productivo, dar posee un significado totalmente distinto: constituye la más alta expresión de potencia. En el acto mismo de dar, experimento mi fuerza, mi riqueza mi poder. Tal experiencia de vitalidad y potencia exaltadas me llena de dicha.Me experimento a mi mismo como desbordante, pródigo, vivo, y por tanto, dichoso.Dar produce más felicidad que recibir, no porque sea una privación, sino porque en elacto de dar está la expresión de mi vitalidad.
(Eric Fromm. "El Arte de Amar")
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